domingo, 28 de abril de 2013

ASESINOS INFAMES.

JACK EL DESTRIPADOR


FICHA TÉCNICA:

Jack el Destripador (sin resolver)
ACTIVIDADES: En 1888, asesinó y mutiló al menos cinco prostitutas en Londres. Si bien no es el primer asesino en serie, si es el primero en conseguir notoriedad mundial.
RASGOS DESPRECIABLES: Mutilación y el robo de órganos internos.
FRASE MEMORABLE: “Estoy bien con las prostitutas, así que ya debo dejar de matarlas hasta que me abroche”.
¿DÓNDE ESTÁ AHORA?: Este caso nunca fue resuelto, sin embargo, podemos asumir con seguridad que Jack falleció.


*Espero que les guste esta breve información*


http://id.tudiscovery.com/asesinos-infames-jack-el-destripador/


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jueves, 25 de abril de 2013

LA PSICOLOGÍA DEL TERRORISMO

    
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Desde el 9/11 el atentado donde fueron derribadas las torres gemelas del World Trade Center de Nueva York, entre otros edificios, y que causó la muerte de cerca de tres mil personas el mundo vive en estado de alerta. Se multiplicó la seguridad en aeropuertos y cualquier paso fronterizo, así como se flexibilizaron las leyes que permiten investigar los actos privados de los individuos en busca de pistas o células terroristas. Incluso se transgredieron algunos límites hasta asemejarse la realidad a la distopía creada por George Orwell en su libro 1984.
De eso se trata el terrorismo, como su palabra lo indica: de sembrar terror. De que las potenciales víctimas –prácticamente todos– vivamos con esa sensación de amenaza permanente frente a algo anónimo e imprevisible, lo que produce un efecto psicológico devastador más allá del simple asesinato o sabotaje. A esto se suma la irracionalidad de los atentados. Que el odio nazca de seres similares a uno mismo genera confusión, angustia y ansiedad.
El terrorista piensa y siente que tiene un fin que justifica los medios, y que tiene el deber de alterar el orden instituido pero no lo concibe sino a través del daño al prójimo. Y como percibe a sus actos como salvadores de la humanidad, no siente remordimiento o culpa por lo hecho. Por ello, no se trata de personas patológicas en el sentido tradicional de la palabra. Los factores que originan estas conductas son diversos, incluyendo los psicológicos, sociales y físicos.
A continuación, diez características comunes en los terroristas:
1. Sienten odio.
2. No están políticamente representados. Por ejemplo, son personas que han sido privadas de su derecho al voto.
3. Se identifican con aquellos que perciben como víctimas de la injusticia social contra la que están peleando.
4. Tienen desapego a las normas sociales constructivas.
5. Les es difícil desenvolverse dentro de la sociedad de forma adaptada.
6. Experimentan un fuerte deseo de acción. No se conforman con discutir los temas.
7. Creen que involucrarse en episodios de violencia en contra del Estado no es inmoral.
8. Poseen amigos o familiares que también adhieren a la causa.
9. Piensan que sumarse al movimiento terrorista les ofrecerá una recompensa social y psicológica.
10. En ocasiones necesitan compensar una baja autoestima a través de sus intimidantes acciones.
Amén de estas razones particulares, cuando se realiza la pregunta de por qué alguien querría volverse terrorista hay que analizarlo como un proceso de dinámica grupal. En ello resulta relevante el sentimiento de cohesión y pertenencia, y la comprensión de que dentro de un grupo se pueden satisfacer necesidades personales de diversa índole.
Al analizar al terrorismo hay que tener cuidado de no perder una visión global de la cuestión. Como explica Maximiliano Korstanje en The Legacy of Samuel Huntingtonin Terrorist Studies after 9/11, “el terrorismo no es ni monopolio de un Estado, ni de un grupo, sino la acción comunicativa entre ambos que en virtud de un conflicto real, fundamentan un discurso sustentado por el odio”.
En ARLINGTON ROAD (INTRIGA EN LA CALLE ARLINGTON), un profesor universitario especializado en terrorismo (Jeff Bridges), tras la muerte de su mujer –una agente del FBI-, comenzará a sospechar que sus nuevos vecinos (Tim Robbins y Joan Cusack) están implicados en un próximo atentado. Véanla el sábado 30 de marzo a las 11 PM.
 
 
*Muy buena información*
 
http://id.tudiscovery.com/la-psicologia-del-terrorismo/
 

lunes, 22 de abril de 2013

UN ASESINO NACE O SE HACE?



Asesinos seriales: ¿nacen o se hacen?


Primeramente es necesario considerar que no todos los psicópatas son asesinos en serie, pero todos los asesinos en serie son psicópatas. Esto tomando indistintamente los términos “trastorno antisocial de la personalidad”, “sociopatía” y “psicopatía”; ya que, si bien las diversas fuentes a veces delimitan un término de otro, en esencia los tres significan lo mismo y son, por lo general, empleados indistintamente en la actualidad. Pero entonces y antes de intentar responder si el psicópata nace o se hace: ¿cuáles son sus características fundamentales? En palabras del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales IV —donde no se distingue al psicópata del sociópata, y se engloba a ambos en el trastorno antisocial de la personalidad—, estas son las siguientes:


1. Fracaso para adaptarse a las normas sociales en lo que respecta al comportamiento legal, como lo indica el perpetrar repetidamente actos que son motivo de detención


2. Deshonestidad, indicada por mentir repetidamente, utilizar un alias, estafar a otros para obtener un beneficio personal o por placer


3. Impulsividad o incapacidad para planificar el futuro


4. Irritabilidad y agresividad, indicados por peleas físicas repetidas o agresiones


5. Despreocupación imprudente por su seguridad o la de los demás


6. Irresponsabilidad persistente, indicada por la incapacidad de mantener un trabajo con constancia o de hacerse cargo de obligaciones económicas


7. Falta de remordimientos, como lo indica la indiferencia o la justificación del haber dañado, maltratado o robado a otros


Ahora bien, ¿el asesino serial nace o se hace? Veamos.




El asesino serial es un resultado de la interacción entre las circunstancias (el entorno) y las tendencias innatas; aunque podría señalarse que éste se autoconstruye, se hace a sí mismo en la medida en que tiene la posibilidad de elegir qué reacciones tomar ante lo que le sucede: así, cuando se habla de que “el asesino se hace”, se habla tanto de que las circunstancias lo construyen como de que él, en la medida en que tiene libertad de autoregulación y reacción, se autoconstruye como respuesta a esas circunstancias.


Como ya se dijo antes, no todo psicópata es un asesino serial. Cabe así la pregunta: aquellos psicópatas que se transformaron en asesinos seriales, ¿estaban indefectiblemente destinados a convertirse en asesinos seriales y en consecuencia eran manifestaciones de que el asesino nace y simplemente manifiesta esa esencia en el futuro? Para responder a eso hay que tener presente que la psicopatía es una condición que siempre se manifiesta a nivel de anomalías neurológicas[1], por lo que el cerebro del psicópata nunca es igual al de la persona normal. No obstante eso no implica que todo psicópata nace siendo psicópata, ya que una persona normal puede, como consecuencia de un accidente u otra situación, desarrollar en cualquier etapa de su vida un conjunto de anomalías cerebrales que lo transformen en psicópata. Lo anterior se vio en el caso del británico Raymond Fernández, quien inicialmente fue un espía británico más, después de un fuerte golpe en la cabeza, su conducta cambió y él se transformó en un psicópata y asesino en serie… Pero las veces en que el psicópata (condición para ser asesino serial) no nace son excepcionales, por lo que la pregunta sigue vigente para la mayoría de casos. Así pues, la realidad es que el asesino serial se hace; ya que, según los estudios, en condiciones determinadas de desarrollo es posible lograr que, alguien que por sus genes o por alguna otra causa (anomalías en el embarazo) nació siendo psicópata, no se transforme en asesino serial o en tipo alguno de criminal. En otras palabras, la psicopatía no basta para dar lugar a un asesino serial, ya que éste es siempre el resultado de la interacción entre las circunstancias (el entorno) y las tendencias innatas; aunque, desde un punto de vista filosófico admitido por muchos psiquiatras y psicólogos, el asesino serial se autoconstruye, se hace a sí mismo en la medida en que tiene la posibilidad de elegir qué reacciones tomar ante lo que le sucede, pero esta aclaración no debe tener peso en el asunto, ya que, cuando se habla de que “el asesino se hace”, se habla tanto de que las circunstancias lo construyen como de que él se autoconstruye como respuesta a esas circunstancias.


Al respecto, la neuróloga Debra Niehof afirma lo siguiente: ‹‹La violencia es el resultado de un proceso de desarrollo, una interacción permanente entre el cerebro y el medio ambiente […]. Si una persona ha llegado a creer que el mundo está en contra de ella, y ella está reaccionando de forma exagerada a cada pequeña provocación, estas reacciones violentas irán más allá de su capacidad de control, porque está en un modo de supervivencia […]. Es importante entender que la violencia no tiene una causa única. Puede venir de cualquier parte de la estructura psicológica. Todo lo que nos encontramos o experimentamos en nuestras vidas tiene el potencial de afectarnos, y no hay un factor único al que echar la culpa. La violencia es el resultado de un bucle de realimentación compleja, pero ese bucle puede romperse. La biología no es destino.››
.Perspectiva general


Hemos visto que el asesino serial es el producto de una interacción entre el entorno y ciertas características del sujeto. Entonces: ¿qué circunstancias tienden a hacer que un psicópata se transforme en asesino serial? Principalmente estas:


Un entorno familiar inapropiado, con patrones como: violencia entre los padres; maltrato, indiferencia-abandono o demasiada permisividad por parte de uno o ambos progenitores; ausencia de uno o ambos progenitores; incestos, abuso sexual o algún tipo de situación sexualmente insana originada en el marco familiar; comportamientos desequilibrados y destructivos-autodestructivos en los padres, tales como alcoholismo, drogadicción, prostitución; etc.




El asesino es en gran parte un síntoma de los trastornos socio-culturales, ya que, si bien el entorno familiar es el factor externo de primer orden en su encaminamiento hacia el crimen, éste constituye una micro estructura grupal (por algo se le dice “la célula” de la sociedad) que, en sus desequilibrios y problemas, refleja en gran medida los males generales del entramado socio-cultural. Así, consciente de ello, el asesino Charles Manson afirmó: “Mi padre es una prisión, mi madre un sistema, soy lo que ustedes me hicieron. Los miro y me digo: ustedes quieren matarme y yo ya estoy muerto. Toda mi vida estuve muerto”


Una experiencia social nociva, con patrones como: pobreza, usualmente asociada a un sistema lleno desigualdad que, en ciertos casos, acaba generando resentimiento social; aislamiento o maltrato físico y/o psicológico por parte de los pares, sean estos de la institución educativa, del reformatorio o de otro tipo de ambiente; abuso sexual por parte de un desconocido o conocido fuera del círculo familiar; presencia de drogas y/o alcohol en el círculo social; vandalismo y delincuencia; etc.


Vivencia de un marco cultural en el que se exhiben cosas como: mucha rigidez en los roles de género; aceptación de la violencia como forma idónea de control y parte de la cotidianidad; desequilibrios a nivel de la mentalidad imperante, manifestados en casos como el de una sociedad moralista demasiado represiva, una sociedad con tendencia al libertinaje y los vicios, o una sociedad muy materialista, pragmática y consumista; etc
.Exposición a eventos traumáticos


El ser testigo de uno o varios sucesos traumáticos es algo que muchas veces juega un rol crucial en la creación del asesino en serie. Según estudios científicos, presenciar un acto violento puede desencadenar agresión y desórdenes de ansiedad tales como estrés agudo o trastorno por estrés post-traumático, o inclusive puede ocasionar problemas relacionales y una disrupción en el desarrollo de la capacidad empática.




Presenciar un acto violento puede desencadenar agresión y desórdenes de ansiedad, tales como estrés agudo o trastorno por estrés post-traumático, o inclusive puede ocasionar problemas relacionales y una disrupción en el desarrollo de la capacidad empática. Un ejemplo terrible fue el del legendario asesino Gilles de Raise, quien destripaba a sus víctimas como un reflejo de que, durante su niñez, vio a su padre con las tripas afuera, agonizando en el lecho antes de morir tras un ataque de jabalí.


Así y refiriéndose sobre todo a la violencia animal que muchos chicos presencian, Kellert y Felthous afirman que: ‹‹Un niño que crece rodeado de agresión contra cualquier ser vivo, tiene más probabilidad de violar, abusar o matar a humanos cuando sea adulto››. Esto es importante ya que muchas veces el presenciar violencia animal constituye aquellos eventos traumáticos y lastimosamente, esta potencial fuente de eventos traumáticos a presenciar, viene como complemento a experiencias de maltrato pues, según un estudio de la New Jersey Public Child Protection Agency, en el 88% de las familias donde hay maltrato infantil, hay también maltrato a animales, y éste está usualmente ligado a una experiencia de humillación e impotencia, tal y como lo refleja el hecho de que, según el estudio antes dicho, en el 66% de los casos es el progenitor quien, para castigar o controlar al hijo, maltrata a la mascota.


Ejemplos de asesinos que presenciaron eventos traumáticos son:


Ed Gein: Ed presenció el sacrificio de animales de granja y esto, según confesó, le inspiró ideas pervertidas que más adelante influenciaron en su conducta criminal.


Guilles de Rais: A sus nueve años, Guilles presenció la muerte de su padre en una sesión de caza. Fue algo realmente espantoso pues un jabalí había clavado sus colmillos en el vientre de su padre, y el pequeño Guilles contempló “cómo sus vísceras se esparcían por el lecho”, lo cual lo marcó tan profundamente que, en el futuro, repitió la escena destripando niños y viendo como las entrañas y la sangre se derramaban sobre el suelo de su castillo…


John George Haigh: Conocido como “El Vampiro de Londres”, este asesino, durante un bombardeo de la Segunda Guerra Mundial acontecido en su niñez, corrió aterrado solo para llevarse un susto aún mayor al ver una cabeza que, producto del bombardeo, había terminado rodando y yendo a parar ante sus pies…
.Maltrato infantil y adolescente


El maltrato infantil casi nunca será suficiente en la creación de un asesino en serie, pero siempre será importante. En su libro Serial Killers, Joe Norris nos dice que el maltrato infantil genera reacciones violentas, trastorna el desarrollo psicológico y hasta puede producir lesiones cerebrales… Al respecto escribe: ‹‹Los padres que abusan de sus hijos, tanto física como psicológicamente, inculcan en ellos una confianza casi instintiva en la violencia como primer recurso ante cualquier desafío.››. 




Según criminólogos del F.B.I., cuando un niño sufre maltrato infantil, ve menoscabada su capacidad de empatía, no desarrolla su capacidad de confianza, seguridad y autonomía, experimenta un daño en su facultad para vincularse a otras personas, y se llena de fantasías de dominación, violencia y control.


Los psicólogos dicen que, cuando hay maltrato infantil por parte de uno o ambos progenitores, el maltratado sufre un menoscabo en su capacidad para confiar en el otro en general, pudiendo así refugiarse en el aislamiento y en fantasías violentas. Por ello en el libro Homicidio sexual: patrones y motivos, Robert Ressler y dos autores más afirman que, cuando un niño sufre maltrato infantil, ve menoscabada su capacidad de empatía, no desarrolla su capacidad de confianza, seguridad y autonomía, experimenta un daño en su facultad para vincularse a otras personas, y se llena de fantasías de dominación, violencia y control.


Naturalmente el hogar es la fuente más usual de maltrato infantil y adolescente, pero no la única. Están también las instituciones educativas, los orfanatos y los reformatorios, entre otras.


Ejemplos de asesinos que han sufrido maltrato infantil y/o adolescente son:


Carl Panzram: A Carl lo golpeaban sus hermanos mayores cuando era niño, y ya más grande, recibió numerosas palizas estando en el reformatorio.


Albert Fish: Este anciano torturó a varios niños y niñas, era un verdadero sádico, y también un gran masoquista (se clavaba agujas, se quemaba algodones en el ano, etc…). Ahora y si uno se pregunta de dónde le nacieron esas oscuras tendencias, Albert responde que de sus experiencias en un orfanato de Washington D.C., en el cual vio abusos y maltratos tan terribles que terminaron haciéndolo amar su propio sufrimiento, y el ajeno, particularmente el de seres inocentes como eran los niños del orfanato…
.Relación con los padres


Generalmente es la madre la figura que más peso tiene en la construcción del asesino serial, en parte porque, en las biografías de los asesinos, es muy frecuente la figura del padre que se ausentó tempranamente (cuando el asesino era niño) o que nunca estuvo. Esta madre suele ser dominante, estricta, cruel, maltratadora; distante e indiferente; incestuosa, promiscua o sexualmente perturbadora y provocadora; de moral religiosa y represiva, o de un libertinaje amoral; alcohólica y drogadicta; etc. Mientras tanto, cuando el padre está presente y es fuente de daño y trastorno, lo es casi siempre bajo la figura del padre autoritario, violento, sádicamente disciplinario, y usualmente machista y alcohólico.




Los padres son claves en la construcción moral, social y emocional del sujeto, en su encaminamiento a la legalidad o la ilegalidad. Es así que las biografías de asesinos están llenas de madres y padres ausentes o perniciosamente deficientes: padres ausentes, o machistas, bebedores, y violentos, madres prostitutas, descarriadas, distantes o maltratadoras…


Según los psiquiatras, las siguientes situaciones son de gran riesgo en tanto potenciales generadoras de un futuro antisocial: 
Padre o madre ausente (esto sucede en aproximadamente un 60% de los casos) 
Padre y madre ausentes 
Desequilibrio disciplinario: un padre muy severo y una madre muy permisiva, o un padre muy permisivo y una madre muy severa. Casi siempre ocurre lo primero, y entonces el niño aprende a manipular (por culpa de la madre) y desarrolla odio hacia la autoridad en general (por culpa de la autoridad particular del padre). 
Falta de vinculación con el bebé durante los primeros nueve meses, sobre todo de madre a hijo. Esto es enormemente perjudicial, ya que deja secuelas a nivel neurológico… 
Padres hipócritas que en público manifiestan una imagen de unión y armonía familiar, pero en privado humillan y menosprecian al hijo. 


La madre


Generalmente, en las biografías de los asesinos seriales, la figura materna (sea madre biológica o madre adoptiva) tiene un mayor peso en la construcción de la motivación criminal. Puede aparecer así bajo distintas formas, pudiendo a veces manifestarse varias de estas formas en una sola madre: 
Madre prostituta: Pedro Alonso López, Henry Lee Lucas. 
Madre que engendra deseo sexual en el hijo: José Antonio Rodríguez Vega, Gary Ridgway. 
Madre sobreprotectora: Harold Shipman, Jesse Pomeroy, Ed Gein, Marta Beck. 
Madre dominante y maltratadora (puede ser maltrato físico o psicológico): Daniel Camargo Barbosa, Pedro Alonso López, Edmund Kemper, Gary Ridgway, Richard Kuklinski, Ed Gein, Marta Beck, Albert DeSalvo, Jerome Henry Brudos, Ted Bundy. 
Madre que abandona al hijo o está ausente (pudiendo ser esto por muerte temprana): David Berkowitz, Gerald Eugene Stano, Ángel Maturino Resendiz, Marcel Petiot, Manuel Delgado Villegas, Bob Berdella. 
Madre con respecto a la cual el hijo sostiene un vínculo afectivamente dependiente que, al romperse con la muerte de ésta, impulsa hacia el asesinato al hijo, de alguna u otra forma: Harold Shipman, Peter Sutcliffe. 




Los asesinos seriales suelen tener pésimos modelos maternos, pero a veces eso llega al extremo y entonces la relación madre-hijo puede volverse escalofriantemente patológica, tal y como en el caso de Edmund Kemper, quien, tras irrumpir en la habitación de su madre y decapitarla, tomó la cabeza de ésta, le lanzó dardos mientras la insultaba, y finalmente la agarró para hacerse sexo oral…


Hecho ya un panorama general con los ejemplos referidos arriba, cabe señalar que, si bien tanto la madre como el padre pueden inducir agresividad y trastornos en el futuro criminal, la madre está más asociada a trastornos en la conducta sexual. Son por ello enormemente impactantes algunos casos en que la conducta de la madre ha originado en el hijo una mezcla de ira y deseo sexual: en Ed Kemper, esto desembocó en el hecho de que Ed decapitara a su madre y, después de lanzarle flechas e insultos a su cabeza inerte, tomase esa misma cabeza para hacerse sexo oral; en José Antonio Rodríguez Vega, esto se plasmó en su búsqueda por mujeres mayores a las que mataba y violaba, siendo que, a través de esas violaciones, violaba simbólicamente a su propia madre (esto se desprende de confesiones suyas); por último y no menos sorprendente, en el caso de Henry Lee Lucas vemos a un chico que era vestido de niña y maltratado psicológicamente por una madre que se prostituía delante de él, lo cual posteriormente desembocó en que Henry, tras salir del reformatorio y discutir con su madre, terminase no solo matándola sino violando su cadáver, expresando así el deseo incestuoso que le causó el ver prostituirse a su madre años atrás…


El padre


Generalmente, en las vidas de los asesinos seriales ocurre una de estas dos cosas: o bien la figura paterna está marcada por la ausencia, o bien por una presencia opresiva, autoritaria, rígida, violenta y desprovista de afecto.




En las biografías de los asesinos seriales son dos los modelos paternos que más se repiten: el primero es el de la figura paterna marcada por la ausencia (sea por abandono temprano del hogar, porque nunca estuvo, o porque fue distante), y el segundo el del padre con presencia opresiva, autoritaria, rígida, violenta y desprovista de afecto. Del primero tienden a surgir hijos con falta de límites; y, del segundo, hijos que han aprendido el uso de la violencia como un recurso efectivo para ejercer control sobre los demás…


En el primer caso, el del padre ausente, nos encontramos con asesinos que nunca conocieron a su padre (Pedro Alonso López, por ej.), que su padre abandonó el hogar cuando eran niños o adolescentes, o que su padre se caracterizó por ser una figura distante y de poca presencia (Yoo Young-Chul). Para Ronald y Jacqueline Angel, investigadores de la Universidad de Texas, “El niño que crece sin padre presenta un riesgo mayor de enfermedad mental, de tener dificultades para controlar sus impulsos, de ser más vulnerable a la presión de sus pares y de tener problemas con la ley.” Complementariamente, las interpretaciones de diversos estudios estadísticos muestran (en cifras aproximadas) que, cuando un chico ha crecido sin padre: es 5 veces más propenso a cometer suicidio, 32 veces más propenso a huir de casa, 20 veces más propenso a tener desordenes conductuales, 14 veces más propenso a realizar actos de precocidad y abuso sexual, 9 veces más propenso a dejar los estudios, 10 veces más propenso a abusar de drogas y otras sustancias, y 20 veces más propenso a terminar en prisión…


En el segundo caso, el del padre violento y controlador, las consecuencias son terriblemente nefastas. Así, el desarrollo social y emocional se alteran, y el sujeto usualmente se aísla y prácticamente siempre se vuelve más agresivo, desconfiado y manipulador. De ese modo, el padre autoritario y violento enseña que la violencia es un recurso idóneo para conseguir lo que se desea; y, paralelamente, puede engendrar en el hijo un sentimiento de impotencia que, en los asesinos seriales, ha sido la raíz de esas fantasías de control-poder que culminan en atroces actos de asesinato y tortura. Además de eso, a nivel del desarrollo moral la figura del padre autoritario y violento es contraproducente; ya que, en lugar de conducir a una interiorización de los códigos morales, conduce a un respeto del mismo en función de la conveniencia, de modo que el sujeto tiende a frenar sus malas acciones solo para evitar las consecuencias. Pero lo peor viene cuando el sujeto desarrolla un odio hacia la autoridad y un rechazo tajante de los códigos sociales-morales que ésta representa, pues es entonces cuando el comportamiento antisocial puede surgir, sobre todo si se trata de un psicópata, ya que éste carece de los niveles de miedo que una persona normal tiene con respecto a las posibles consecuencias negativas de sus actos. Parte de lo anterior deja entrever el hecho de que, un padre violento y controlador, casi siempre origina un hijo manipulador y mentiroso; puesto que, además de aprender a controlar mediante la violencia, el hijo aprende a evitarse problemas mintiendo, ya que la mentira le fue útil para evitar ser castigado y así, en un futuro, podrá usarla no solo para evitarse males sino para conseguir la confianza y la aprobación de los demás fingiendo ser algo que no es, tal y como hicieron John Wayne Gacy y el llamado “Candy Man”… Finalmente, cabe mencionar que entre todas esas secuelas nocivas la peor es el odio, ya que éste refuerza la tendencia del individuo a justificar las malas acciones que comete inspirado en su odio; y es que, como escribió el psicólogo Alejandro Londoño Valencia: ‹‹Quien odia, se considera a sí mismo como una víctima de otro sujeto que es considerado como la encarnación misma del demonio y, por ende, encuentra la justificación perfecta para mantener el odio y para emplear la agresión como mecanismo para defenderse de quien origina sus desgracias.››. Visto a la luz de esa cita el problema parecería no ser tan grave, pero el odio suele desplazarse hacia otros individuos que, de un modo abstracto o imaginario, se asocian a quien originalmente lo motivó o, peor aún, simplemente ofrecen la posibilidad de desahogarlo…




Muchos asesinos tuvieron padres brutales. Por ejemplo, DeSalvo tenía un padre que traía prostitutas a casa y que golpeaba brutalmente a él y a su madre, llegándole a romper dedo por dedo a ella, y llegándole a causar a él un daño permanente tras darle con un tubo metálico en la espalda… 


Los ejemplos de asesinos seriales con padres violentos y controladores son muchos, y entre esos están John Gacy (John Wayne Gacy) y Albert DeSalvo. El primero tenía un padre que, entre otras cosas, le decía frecuentemente “marica” y “fracasado”, que golpeaba a su madre, bebía en exceso y hasta llegó a matarle de un tiro a su perrito solo para castigarlo. Por su parte, DeSalvo tenía un padre que traía prostitutas a casa y que golpeaba brutalmente a él y a su madre, llegándole a romper dedo por dedo a ella, y llegándole a causar a él un daño permanente tras darle con un tubo metálico en la espalda…


La adopción


La adopción representa necesariamente la ausencia de los padres biológicos, pero no la ausencia de una figura materna y de una figura paterna en tanto personajes del desarrollo psicológico caracterizados no por un vínculo genético sino por un tipo de vínculo relacional asociado a un rol particular. Pese a eso, la adopción puede generar crisis de identidad que, si bien casi nunca desempeñan un papel crucial en la motivación del asesino, en ciertos casos sí lo pueden hacer, tal y como pasó con David Berkowitz y Ted Bundy. En el caso del primero, Berkowitz era un individuo que había sufrido el rechazo social, sobre todo el de las mujeres… Así, cuando a sus 14 años perdió (porque murió) a su madre adoptiva, el resentimiento que tenía hacia su madre biológica creció, ya que ésta lo había rechazado y dado en adopción; y esto, como es de esperarse, se tradujo en un aumento de aquella misoginia que latía en el interior de sus crímenes (él mataba a parejas que estaban juntas en sus autos, como si envidiase al hombre y odiase a la mujer). En cuanto a Ted Bundy, vemos que éste, tras enterarse a los 13 años de que era adoptado, comenzó a sufrir un trastorno en su desarrollo emocional; y esto, desde luego, fue fundamental en su encaminamiento hacia el crimen.
.El rechazo


El rechazo ha jugado un rol importante en la vida de casi todo asesino serial; venga éste de los padres, de los pares de la institución educativa, del sexo contrario, etc.




La experiencia de ser rechazado (por los padres, los compañeros de escuela, las chicas, etc) ha jugado un rol importante en la vida de casi todo asesino serial. Estudios científicos señalan que los chicos que sufren rechazo social tienden a ser más agresivos, menos sociables, más impulsivos y ansiosos. Pero lo peor viene cuando surge el odio, tal y como le sucedió a Henry Lee Lucas, a Edmund Kemper y a otros.


En el imaginario social tiene bastante presencia la imagen del rechazado como un individuo de baja autoestima y poca predisposición a la violencia: pero la realidad, en lo que respecta al segundo punto, puede ser totalmente diferente. Así, la psicóloga Karen Bierman de la Universidad de Pensilvania, señala que los chicos que sufren rechazo muestran uno o más de estos patrones de conducta: 
Bajos niveles de comportamientos prosociales, como turnarse o compartir. 
Elevados niveles de comportamientos agresivos o disruptivos. 
Elevados niveles de comportamientos desatentos, inmaduros, o impulsivos. 
Elevados niveles de ansiedad social. 


Y es que el rechazo no solo puede ser interiorizado y manifestado en forma de auto-rechazo, sino que puede volverse contra su fuente, intensificado y amenazador en su nuevo ropaje: el odio. Lo dicho se vio en el asesino serial Henry Lee Lucas, a quien rechazaban y ridiculizaban por su ojo de cristal, pero eso, según confesó el propio Henry, acabó por hacerlo odiar a todo el mundo… Otro caso, relacionado con el rechazo sufrido por parte del sexo opuesto, es el de Ed Kemper, asesino que mataba a chicas de la clase media y media-alta. Según Ed Kemper, con esto pretendía “golpear a la burguesía”, pero además la ira contra las chicas de la alta sociedad (y hasta cierto punto contra las mujeres en general) estaba detrás de eso, puesto que, en sus visitas a la universidad, Kemper era ignorado e incluso una vez le dijeron que esas chicas eran “demasiado” para él, lo cual naturalmente lastimó su orgullo y, años después, le hizo confesar lo siguiente con respecto a la importancia que tenía en sus crímenes el rechazo que él sentía por parte de las mujeres: “Cuando estaban vivas, las sabía distantes, sin ninguna comunicación conmigo, y yo intentaba establecer una relación” Y es que, y esto hay que recordarlo, Kemper sentía placer sexual al decapitar a sus víctimas femeninas y mirar sus cabezas como “trofeos”.
.La tríada fatídica


Por último, tenemos que los siguientes son tres signos de alarma que, de darse en un individuo determinado, manifiestan una elevada probabilidad de que se transforme en asesino serial.




Hay tres conductas que, de darse en un individuo determinado, manifiestan una considerable probabilidad de que se transforme en asesino serial: la piromania, la incontinencia urinaria y la crueldad con los animales. La primera se asocia a la búsqueda de una sensación de poder derivada del deseo de destrucción, la segunda a la tensión emocional, y la tecera es realmente siniestra; pues, según dicen los científicos, el torturar a cualquier ser vivo atrofia las redes neuronales asociadas a la capacidad de sentir empatía, cosa esta que, en último término, equivale a un proceso de deshumanización…


.Crueldad con los animales


“La crueldad hacia los animales no es una válvula de escape inofensiva en un individuo sano…es una señal de alarma”, dijo una vez Allen Brantley, agente especial del FBI. Y es que el torturar animales no es solo un medio para desfogar la agresividad sino una escuela de crueldad e incluso, tal y como lo mostró Yoo Young Chul matando perros como preparación psicológica a los asesinatos que luego cometería, es una actividad ideal para acostumbrarse a la muerte y el dolor ajenos.


Según estudios, casi todos los chicos que maltratan animales han sido víctimas de maltrato físico y/o psicológico, generalmente por parte de uno o ambos progenitores, y frecuentemente también por parte de sus pares, ya sea a través del bullying o la simple marginación y rechazo social. Esto es importante porque permite entender el carácter éticamente escalofriante que subyace al fin último de la tortura ejercida sobre animales. Pero para comprender eso hay que tener presente lo que se ha hallado en estudios científicos: así, en su libro The science of evil, Simon Baron Cohen escribe que: ‹‹Cuando tratamos de explicar los actos de la crueldad humana, no hay ningún valor científico en el término “malo” pero sí hay valor científico en el uso del término “erosión de la empatía”. La afirmación clave en mi libro es que, cuando la gente comete actos de crueldad, un circuito específico en el cerebro (“el circuito de empatía”) disminuye. Esto podría ser temporal (por ejemplo, cuando estamos estresados) o de una forma más duradera.›› Entonces tenemos que el chico, torturando animales, busca disminuir su capacidad de empatía —lógicamente, esto puede ser inconsciente y, si es consciente, no se lo ha de plantear en los términos expuestos—; pero acaso: ¿no es esa capacidad de empatía lo que lo frena de hacer daño a los demás y de exteriorizar su agresividad más allá de cierto punto? Lógicamente sí, y evidentemente esta capacidad empática ya está mermada en el psicópata, pero hay grados y grados, y la crueldad animal es un mecanismo para menoscabarla aún más. Ahora: ¿por qué alguien querría disminuir aquello que frena su violencia?, ¿qué conseguiría con no conmoverse ante el dolor ajeno? Conseguiría poder emplear más a la violencia para controlar a los demás y, en última instancia, conseguiría una capacidad mucho mayor de conseguir sus fines y deseos a expensas de un sufrimiento ajeno que, en virtud de la crueldad, ya no solamente dejará de ser fuente de malestar (como ocurre con la empatía) sino que hasta podrá constituir una fuente de placer… Llegamos así al lamentable proceso ético que casi siempre ocurre en el asesino serial que maltrata animales: primero es una víctima de la maldad y la crueldad de los otros, del mundo; y luego, fundamentalmente como forma de protección, busca extinguir su propia bondad para así adoptar una crueldad y una maldad superior a la de sus victimarios, y suficiente para dejar el sufrimiento propio de la víctima, y pasar a la complacencia perversa del victimario incapacitado para la “debilidad” de la compasión, e hiper capacitado para la supervivencia egoísta y destructiva en un mundo que se percibe como hostil y enemigo.


Lejos de pertenecer a la especulación, la explicación anterior es ilustrada en los resultados compendiados de varias investigaciones criminológicas efectuadas en U.S.A. En efecto, los datos muestran que la tortura de animales tiene elevados porcentajes de presencia en diversas categorías criminales, aumentándose a medida que se aumenta la crueldad inherente al tipo de crimen: acosadores sexuales (36%), acosadores sexuales encarcelados (46%), violadores convictos (48%) y asesinos adultos (58%).


Piromanía


En los asesinos seriales, la práctica de la piromanía aparece generalmente en la niñez y muestra esencialmente la búsqueda de un sentimiento de poder originado en la satisfacción del afán de destruir. Pero la realidad psicológica de la piromanía es aún más profunda y guarda concordancia con la realidad que suelen vivir quienes se transforman en asesinos seriales. Así, el pirómano es generalmente un joven lleno de frustraciones, problemas y desajustes emocionales, rabia acumulada, y usualmente tedio, vacío existencial, sentimientos de impotencia y deseos de protagonismo. Aunque también hay casos en que la piromanía comporta un aspecto sexual, y en ese caso evidenciaría una sexualidad sádica, y quizá algo de pirofilia. Ejemplo de esto último lo vemos en el asesino norteamericano Ottis Toole, quien incendiaba casas abandonadas y luego se masturbaba contemplándolas arder…


Incontinencia urinaria


Estudios criminológicos muestran que aproximadamente el 60% de los asesinos seriales se orinan en la cama siendo ya adolescentes. Esto suele estar asociado al estrés emocional que origina un entorno familiar y social inadecuado y lleno de conflictividad, tal y como el que les toca vivir a los asesinos seriales durante su infancia y adolescencia.


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Felícitas Sánchez, la Ogresa de la Roma


Felícitas Sánchez, la Ogresa de la Roma


Felícitas Sánchez Aguillón o Neyra fue conocida en el mundo de los asesino seriales con los sobrenombres de “la Ogresa de la Colonia Roma”, “la Trituradora de angelitos”, “la Descuartizadora de la Colonia Roma” o “la Espanta-cigüeñas”.
Nació en la década de 1890 en Cerro Azul, Veracruz, México. Se cree que asesinó a mas de 50 niños en la década de 1930, en la popular colonia Roma en la Ciudad de México. A pesar de que se conoce muy poco de su infancia en su natal Veracruz, se sabe que el rechazo de su madre le traería una relación tormentosa con esta, situación en el futuro definiría la psicopatología y modus operandi con el que asesinaba a sus victimas. Como en muchos casos de asesinos seriales, Felicitas demostró perversidad desde muy pequeña, gozaba envenenando a perros y gatos callejeros.
En la década de 1900´s, Felícitas Sánchez estudia y se gradúa en enfermería (profesión que la induce en la categoría de “ángel de la muerte”, categoría utilizada para los asesinos en serie que actúan como cuidadores o enfermeros de sus victimas), a la par se casa con Carlos Conde, resultado del matrimonio nacen un par de gemelas, la posición económica tan austera de la pareja hace que Felícitas Sánchez convenza a Conde de vender a sus hijas, tiempo después Conde se arrepiente, pero Felícitas nunca le revela el paradero de sus hijas; situación que termina con el matrimonio. Tras la separación por el año 1910, Felícitas Sánchez emigra a la capital.
 

Llegada a la capital.

Una vez establecida en la Ciudad de México se dedica al trafico de infantes, decenas de madres solteras le regalaban sus bebes y ella los vendía a parejas que no podían procrear. El negocio, que duró años, iba tan bien que luego decidió mudarse a la colonia Roma, donde compartía el departamento con una mujer que, por su ocupación solo, lo utilizaba por la noches para dormir, dando a Felícitas Sánchez todo el día para cometer sus atrocidades.
Una vez en la Roma, Sánchez Neyra estableció un negocio de “atención de partos”, en efecto, Felícitas atendía partos pero había algo que no cuadraba. Mujeres de los más altos rangos sociales llegaban al departamento de Felícitas, evento por lo más extraño, porqué una mujer con los recursos económicos suficientes atendería su embarazo en un barrio marginal y con una partera.
Pronto los vecinos comenzaron a percatarse de extraños sucesos, las cañerías del edificio se tapaban con frecuencia y en ocasiones se percataron de un extraño humo negro con desagradable olor que salía del departamento. Durante la década de 1910′s, todavía en el México porfirista, Sánchez fue detenida en por lo menos 2 ocasiones por tratar de vender a un bebé; la mujer salió libre tras pagar una simple multa.
 

Nace una asesina serial.

la quebrada
Después se hizo de otro negocio, abrió una miscélanea (que también fungió como clínica clandestina) en la calle Guadalajara No. 69, en la Ciudad de México, a la cual llamó “La Quebrada“.
Había ocasiones en las que no encontraba compradores para los bebés recién nacidos, una semana después, si no conseguía venderlos, los mataba. Al principio utilizaba el estrangulamiento para asesinarlos y a otros, de manera escalofriante, los quemaba vivos. Los restos de los infantes eran arrojados a la basura, puestos en bolsas y abandonados en lotes baldíos circundantes y hasta tirados por el retrete. Cuando las cañerías se tapaban llamaba a un cómplice, un plomero de nombre Roberto Sánchez Salazar.
El negocio de trafico de infantes evolucionó de una manera dantesca, recibía a los niños recién nacidos de algunas mujeres que no podían mantenerlos, niños de entre 1 y 3 años de edad, con una cierta cantidad de dinero Felícitas prometía que los pondría en manos de gente rica, lo que les aseguraría un buen futuro. Pero “La Trituradora de Angelitos” los conservaba solo unos días, alimentándolos con atole y comida descompuesta.
Y si no lograba “colocarlos” en el mercado, los llevaba a la cocina donde les hundía un cuchillo en la nuca y los descuartizaba. A medida que siguió con los asesinatos, aumentó su nivel de crueldad, en posteriores ocasiones amordazaba a los niños y los destazaba vivos con su cuchillo de cocina, primero cortaba sus piernas, luego sus brazos y al final los decapitaba. Luego extraía lo ojos, los órganos internos y las vísceras para alimentar a su perro, los restos óseos los “pelaba”, los quebraba, envolvía en papel periódico y los abandonaba en lotes baldíos.
 
 

Su captura


El 8 de abril de 1941, la alcantarilla del edificio de Salamanca donde vivía Sánchez Aguillón se tapó, (se encontraba congestionada desde la toma domiciliaria). En el primer piso del edificio se disponía una tienda de abarrotes, el dueño, llamado Francisco Páez, mandó llamar a un plomero y a albañiles. Los albañiles levantaron el piso del negocio para poder acceder a la cloaca, cuando llegaron a ella la sorpresa y las náuseas fueron generales. En la alcantarilla había un enorme tapón de carne putrefacta, gasas y algodones ensangrentados, que despedían un olor insoportable. Indagando en la repugnante masa se encontrarón con algo que despejó todas las dudas sobre su naturaleza, un pequeño cráneo humano.
Rápidamente, la prensa y la policía se hicieron presentes. Las autoridades llamaron a la puerta de la principal y única sospechosa, (Felícitas), los atendió la casera que no sabía nada, sin embargo los dejó pasar hasta la habitación de la mujer, a la cual ella nunca había entrado. Lo primero que salía a vista en el cuarto, era un altar con velas, agujas, ropa de bebé, un cráneo humano y una gran cantidad de fotografías de niños. Ese mismo día se catea la miscélanea “La Quebrada“, Felícitas no se encontraba ahí, se había dado a la fuga.
 
En esa época no existía la noción de asesino en serie; pero el infanticidio era y siempre ha sido un crimen altamente condenado. La investigación cayó en manos del detective José Acosta Suárez.
El 11 de abril de 1941 es detenido Salvador Martínez Nieves, el plomero cómplice. El relata que en efecto sabía lo que estaba pasando, pero por miedo a ser condenado como cómplice, no había denunciado. En efecto, él sí era cómplice, recibía una cuantiosa paga por destapar los caños y un aún más cuantioso soborno por su silencio. Ese mismo día Felícitas es atrapada junto con su amante, Roberto o Alberto Covarrubias, alías “el Beto” o “el Güero” (con éste hombre, que también fue su complice, Felícitas había procreado a su tercera y última hija, nacida en 1939, mientras trataban de huir de la ciudad).
 
 

Fallo absurdo.

La amenaza del abogado de la mujer era clara, iban a revelar la lista de clientes si con ella era posible aminorar su condena. En aquella lista estaban inmiscuidas importantes figuras de la política; así en una evidente muestra de corrupción y una serie de irregularidades, permitieron que “la Ogresa” saliera libre en tan sólo 3 meses.
Las más fuertes pruebas de la fiscalía que conectaban a Felícitas con los cargos de asesinato eran los restos encontrados en la cañería de Salamanca No. 9, entre los que se encontraban un cráneo y un par de piernas que correspondían a un niño de por lo menos un año de edad. Inexplicablemente esto restos desaparecieron. Sánchez Aguillón fue procesada, el 26 de abril de 1941, sólo por los cargos de aborto, inhumación ilegal de restos humanos, delitos contra la salud pública y responsabilidad clínica y médica; ninguno de estos crímenes era considerado como grave por lo que la mujer alcazaba fianza.
Pero la fiscalía tenía todavía los testimonios del plomero (completamente dispuesto a declarar) y del amante, (que bajo la presión adecuada terminaría por declarar), desafortunadamente el juez que llevaba el caso abdicó, lo cual facilitó la salida de Sánchez antes de que la fiscalía pudiera apelar el fallo. En junio de 1941 salió libre.

Muerte

 
Ella sabía que todo había terminado, aunque no pudieran volverla a enjuiciar ya no podría seguir con su estilo de vida, todos la odiaban. El 16 de junio de 1941, tomó la salida fácil, se suicidó con una sobredosis de Nembutal, durante la madrugada en la casa que compartía con su comcubino mientrás éste dormía. Dejó tres cartas postumas: una dirigida a su ex-abogado, otra a su actual abogado y una última a su pareja. En ellas no había ninguna expresión sentimental (sin culpa, sin dolor, sin tristeza y sin lazos afectivos de ningún tipo, en ningún momento menciona a su hija).
 
*Es PeRo QuE SeA De Su AgRaDo EsTa PuBlIcAcIoN*

domingo, 21 de abril de 2013

 Documental: indice de maldad: Mentes Maestras
http://www.youtube.com/watch?v=0HxR0Q51J9E

*Este es un documental el cual me pareció interesante ya que habla de como es que los asesinos son hábiles o astutos y cual es el motivo por el cual cometen los asesinatos*

viernes, 19 de abril de 2013

Locusta, la primera asesina en serie de la historia Locusta, la primera asesina en serie

Locusta nació en la Galia durante el siglo I. Al vivir en el campo, desde niña aprendió a conocer las propiedades de las plantas, tanto las beneficiosas como aquellas más perjudiciales. Cuenta la leyenda que cada día probaba un nuevo veneno, hasta hacerse inmune a todos. Sus víctimas, en cambio, no habían tenido tal precaución.
Se convirtió en esclava de Roma, pero no le fue mal. Logró hacer fortuna allí, puesto que sus conocimientos eran muy estimados. Su especialidad eran los llamados polvos de sucesión, a base de arsénico fundamentalmente, aunque también solía emplear setas venenosas, cicuta, beleño y otras plantas. Cuando había que deshacerse de un rival político o se deseaba cobrar una herencia, los romanos no tenían más que dirigirse a Locusta, porque, además, su trabajo era tan bueno que se conseguía que las muertes parecieran naturales. Se rumoreaba que la propia Mesalina había acudido a ella para librarse de Tito, el amante del que ya se había cansado.
Agripina, última esposa del emperador Claudio, decidió recurrir a Locusta para desembarazarse de su anciano esposo. La emperatriz se entrevistó en secreto con ella y expuso el problema como si fuera una amiga suya la que precisaba de sus servicios. Locusta había sido sentenciada por envenenadora, de modo que Agripina le ofreció librarla de su condena a muerte si aceptaba el encargo. La mujer, por supuesto, accedió: nada tenía ya que perder. Al día siguiente le entregaba a Agripina una cajita llena de polvo blanco. Le indicó que bastaría con poner una pequeña cantidad en la comida de la persona que se deseara eliminar, y que haría efecto en tan sólo medio día. Al saber que a la víctima le gustaban mucho las setas, le dio además a la emperatriz unas trufas similares en apariencia, pero mortales. De ese modo el emperador iba a ingerir veneno por partida doble. Por si aún fuera poco, Locusta le proporcionó coloquíntida para apresurar los efectos del veneno, e impregnó en el mismo la pluma con la que se hacía vomitar al emperador al introducirla por su garganta.
Locusta, la primera asesina en serie de la historia
Nerón y Agripina
El 12 de octubre del año 54, después de haberle hecho servir mucho vino a su esposo, Agripina le llevó personalmente las setas. Ella misma comió una, y animó al emperador a probar la más grande. Claudio se abalanzó confiado sobre ellas. Al cabo de seis horas de haberlas ingerido comenzó la terrible agonía, hasta entrar en coma por fallo hepático y fallecer poco después. Durante todo ese tiempo Agripina no había dejado de mostrarse como esposa solícita, interesándose por la causa de su mal.
La envenenadora aún tendría un nuevo golpe de suerte: la muerte del emperador no habría de ser el último encargo que recibiría por parte de la familia imperial. Ahora el sucesor era Nerón, el hijo de la emperatriz, y mientras Locusta se encontraba encerrada en un calabozo de palacio, Nerón quiso eliminar a Británico, el hijo de Claudio, un niño que cumplía 14 años por esas fechas. Para eso también él la necesitaba. El nuevo emperador le ofreció la libertad a Locusta si le hacía ese servicio. La envenenadora accedió y con ello no sólo resolvía su propia situación, sino que al mismo tiempo se convertía en una persona muy útil. Alojada espléndidamente en palacio, en los propios aposentos del emperador, hizo un primer intento de hallar el veneno adecuado al caso. Por un exceso de prudencia, para asegurarse de que no parecería un crimen, el primero no produjo los resultados deseados, y sólo tuvo como consecuencia una diarrea del joven. Nerón, desatada su furia, abofeteó a Locusta y la amenazó con la muerte si no cumplía eficazmente sus órdenes. Para asegurarse de no fallar la próxima vez, experimentó antes el veneno con una cabra. El animal tardó 5 horas en morir, lo que pareció demasiado lento a Nerón. Por tercera vez prepara Locusta su veneno y lo ensaya en un cerdo, que por fin muere con la prontitud apetecida. Poco después le llegaba la hora a Británico. Sucedió en un banquete del emperador, con un vino. Aunque fue probado primero por un catador de venenos, estaba demasiado caliente y hubo de ser refrescado con agua. El arsénico y la sardonia iban precisamente en esa agua. En pleno banquete Británico comenzó a sufrir horribles convulsiones. Nerón, impasible, le restó importancia afirmando que se trataba de uno de sus ataques epilépticos e hizo que lo sacasen del salón. Ninguno de los presentes osó expresar en voz alta las sospechas de que el hijo de Claudio había sido envenenado. Horas más tarde moría Británico y era enterrado esa misma noche. Su cadáver se quemó y se enterró en el Campo de Marte sin demasiada pompa y sin disimular la precipitación. Dion y Tácito mencionan que en ese momento cayó una violenta lluvia que delataba la furia de los dioses.
Locusta, la primera asesina en serie de la historia
Locusta vivió una época convulsa
Nerón colmó de honores a Locusta, le regaló tierras de gran valor y le permitió abrir una escuela para instruir a otros en los secretos de las plantas. Los venenos se probaban allí sobre animales, y a veces sobre criminales convictos. Llegó a vivir en un barrio agradable cerca del Palatino, y eran muchos los ciudadanos poderosos que frecuentaban su hogar en busca de algún remedio. Sus costumbres eran bastante rutinarias. Se acostaba temprano “a menos que la visitara algún amante anónimo”, y paseaba a sus perros, que cambiaba con frecuencia porque experimentaba sus venenos con ellos y con los esclavos que a nadie importaban. Tácito dice que el emperador hacía tanto aprecio de ella que, por temor a perderla, tenía varios hombres destinados únicamente a vigilarla. Cuando le preguntaban a Aurora por qué lo había hecho, respondía: “Porque era tan hermosa”. No estaba arrepentida. Lo volvería a hacer. En el juicio, declaró que la muerte se había producido de común acuerdo. Pero tras la caída de Nerón se acabó la suerte de Locusta, ya que Galba la acusó de unos 400 asesinatos en enero del año 69. El castigo fue ciertamente extravagante: según Apuleyo, el nuevo emperador ordenó que fuera atada y violada públicamente por una jirafa amaestrada, para luego ser despedazada por los leones. Locusta se había convertido en la primera asesina en serie documentada por la Historia.

Autor: Dame Masqueé

miércoles, 17 de abril de 2013

estimados amigo hoy quiero dejarles un pequeño doc. acerca de los asesinos que sacudieron al mundo


Ted Bundy
Theodore "Ted" Robert Cowell Bundy fue un asesino en serie. Los analistas estiman que el número de sus víctimas podría rondar las cien mujeres, muy lejos de los números oficiales de alrededor de treinta y seis.

Durante la primavera y verano de 1974 desaparecieron varias universitarias. Se calcula que fueron ocho víctimas a las que atacó de noche, hasta que comenzó a hacerlo de día. La policía había iniciado una investigación y contaba con descripciones acerca de un hombre que solicitaba ayuda a chicas que jamás volvían a ser vistas. El individuo tenía la particularidad de ir cargado con libros y llevar un brazo enyesado o en cabestrillo. También hubo testigos que observaron a un hombre que solía tener "problemas" para arrancar su Volkswagen el cual había sido visto rondando el sitio donde desaparecieron dos de las jóvenes asesinadas.


El hijo de Sam


David Berkowitz es un asesino serial estadounidense, conocido como "El hijo de Sam" o "El asesino del calibre .44".

Sus crímenes eran cometidos cuando repentinamente disparaba a víctimas con un revólver, causándoles a seis de ellas la muerte.

Poco después de su arresto en agosto de 1977, Berkowitz confesó haber asesinado seis personas y haber herido otras siete en el curso de 8 tiroteos en Nueva York entre 1976 y 1977; siendo encarcelado por estos crímenes en 1977. Berkowitz aclamó consecuentemente que fue comandado a cometer los asesinatos por un demonio que poseyó al perro de su vecino.

Berkowitz luego cambió su declaración y afirmó que solamente fue el tirador en dos incidentes, asesinando personalmente tres personas e hiriendo una cuarta. Las otras víctimas fueron asesinadas, según Berkowitz, por miembros de una violenta secta satánica de la cual él era miembro. Aún cuando él permanece como la única persona culpada o procesada por los tiroteos, algunas autoridades discuten que la declaración de Berkowitz es creíble: de acuerdo con John Hockenberry2 antiguamente de MSNBC y NPR, muchos oficiales involucrados en el caso original del "Hijo de Sam" sospecharon que más de una persona cometió los homicidios. Hockenberry también reportó que el caso fue reabierto en 1996 y , aún se lo considera abierto.


Charles Manson


Fue el fundador y líder de "La Familia", grupo que perpetró varios asesinatos, entre ellos, el macabro asesinato de Sharon Tate (pareja de Roman Polanski) y sus invitados en su residencia de Beverly Hills el 9 de agosto de 1969.

Cumple condena desde 1971, tras ser condenado a cadena perpetua como instigador de estos crímenes.

Durante su proceso penal, el reo se defendió a sí mismo y convirtió las audiencias en actos circenses. Del alto contenido mediático de la actuación del procesado da cuenta el fiscal de la causa Vincent Bugliosi: “Manson sorprendió a todos diciendo que él también quería declarar… Estuvo hablando durante una hora. Empezó hablando tan bajo que los espectadores que llenaban la sala tenían que inclinarse hacia delante para oírle. Pero después de pocos minutos la voz cambió, se fue haciendo más fuerte, más animada y, como ya había descubierto de mis conversaciones con él, cuando esto ocurría parecía que su rostro también cambiaba. Manson el Don Nadie, Manson el Mártir, Manson el Maestro, Manson el Profeta. Fue pasando por éstas y más personalidades”. 4

Algunas de las frases que pronunció durante el juicio se volvieron tristemente célebres, y muestran el afán de sensacionalismo que lo embargaba. En defensa de sus seguidores expresó: “Ustedes me dieron a sus hijos, Ustedes los enseñaron. Yo sólo he tratado de ayudarlos a levantarse, todo lo que han hecho estas criaturas lo han hecho por amor a sus hermanos”


El Estriangulador de Boston


Albert Henry De Salvo  fue un criminal en Boston, Massachusetts que confesó ser el "Estrangulador de Boston", el asesino de 13 mujeres en el área de Boston. Su confesión ha sido objeto de controversia y siguen habiendo debates sobre los delitos de DeSalvo.

El Payaso Asesino


John Wayne Gacy, Jr. conocido también como "Pogo" o "El payaso asesino", fue un asesino en serie estadounidense que violó y mató a 33 hombres jóvenes entre 1972 y 1978. Veintiséis de sus víctimas fueron enterradas en el semisótano de su propia casa, otras tres en otros lugares de la casa, y otras cuatro fueron lanzadas a un río cercano.

Se le llamó "El payaso asesino" porque hacía servicios sociales en desfiles y fiestas de niños vestido de payaso, se hacía llamar "Pogo el payaso", personaje que creó él mismo.

lunes, 15 de abril de 2013



Tipos de asesinos:

*Un asesino en serie es alguien que comete tres o más asesinatos durante un extenso período de tiempo con un lapso de enfriamiento entre cada crimen. En medio de sus delitos, ellos parecen bastante normales, una condición que Hervey Cleckley y Robert Hare llaman "máscara de cordura." A menudo existe — pero no siempre — un elemento sexual en este tipo de asesinos.
estos también se clasifican en:
  • Asesinos organizados: Usualmente son poseedores de un coeficiente intelectual por encima de la media (105 en adelante), planifican sus crímenes muy metódicamente por lo cual pueden tardar años en realizar un asesinato, a veces son llevados a realizar sus asesinatos por despechos o trastornos e involucran a otras personas en su planificación para encubrirse, por lo común secuestran a las víctimas, después de ganar su confianza matándolas en un lugar y deshaciéndose de ellas en otro. (A veces este tipo de persona busca entre su pasado a personas que formaron parte de su vida, y que la marcaron de alguna manera, actúan engañando de muchas maneras y si hay personas extrañas en medio de su objetivo, las estudia y llegan a crear toda una cantidad de circunstancias que hacen confundirlas en contra de su objetivo para liberar su camino a su objetivo, puede a veces tardar años entre separar a su objetivo de su obstáculo, una vez realizado este propósito se acercan de forma pasiva y con muchas mentiras y engaños a la persona de su pasado, así muy minuciosamente comete su objetivo, que es hacerle daño de maneras que pueden ser, matar a su objetivo directo o buscar darle mas sufrimiento, como por ejemplo hacerle daño a un ser querido o amado, a su entorno ya sea familia directa del objetivo o ser querido actual, y luego como último se ensaña con su objetivo inicial). Es habitualmente muy sociable y tiene amigos y amantes, muy a menudo hasta esposa e hijos. 
  • Asesinos desorganizados: Carentes de un coeficiente intelectual alto (entre 80 y 95), cometen sus crímenes impulsivamente. Mientras que el asesino organizado saldrá específicamente a cazar a la víctima, el desorganizado matará a alguien cuandoquiera que la oportunidad surja, contadas veces se molestará en deshacerse del cuerpo, dejándolo en el mismo lugar en que encontró a la víctima. Usualmente llevan a cabo ataques "sorpresa", saltando sobre sus víctimas sin previo aviso, y típicamente ejecutarán ritos que creen necesarios hacer, una vez que la víctima está muerta (por ejemplo, necrofilia, mutilación, canibalismo, etc.). A menudo no son sociales, teniendo pocos amigos y pueden tener un historial de problemas mentales y ser referidos por sus conocidos como excéntricos o hasta "un poco extraño." Tienen poca consciencia sobre sus crímenes y puede que bloqueen los recuerdos de sus asesinatos. Uno de los casos recientes más conocidos que encajan con este perfil es el de Francisco García Escalero, el "Matamendigos". 
*Un asesino en masa, por otra parte, es un individuo que comete múltiples asesinatos en una ocasión aislada y en un solo lugar. Los autores algunas veces cometen suicidio, por consiguiente, el conocimiento de su estado mental y qué los motiva a actuar de esa manera, se deja muchas veces a la especulación. Los pocos asesinos masivos que han podido ser atrapados afirman que no recuerdan claramente el evento.

*Un spree killer El término asesino en serie (serial killer), fue presumiblemente acuñado por el agente Robert Ressler en los años 70. La expresión asesino en serie entró al lenguaje popular en gran parte debido a la publicidad que se le dio a los crímenes de Ted Bundy y David Berkowitz ("El hijo de Sam"), a mediados de esa década.

El término permite a los criminalistas distinguir a aquellos delincuentes, que matan a varias personas en un largo período de tiempo, de aquellos que asesinan mucha gente en un solo evento (asesinos en masa).
Comete múltiples asesinatos en diferentes lugares, dentro de un período de tiempo que puede variar desde unas cuantas horas hasta varios días. A diferencia de los asesinos en serie, ellos no vuelven a su comportamiento normal entre asesinatos.

Todos estos tipos de crímenes mencionados son usualmente consumados por una sola persona. Pero ha habido ejemplos en las tres categorías en los que dos o más perpetradores han actuado en conjunto. El escritor Michael Newton afirma que esto sucede en aproximadamente un tercio de los casos.

Existen otros tipos de asesinatos múltiples también, aunque a menudo están relacionados con grandes organizaciones y no con dos o tres asesinos: genocidio y ataques terroristas.Los asesinos múltiples han sido generalmente hombres blancos y es verdad, que son claramente mayoría en las cifras de asesinos en serie conocidos. Las mujeres representan la minoría en las estadísticas de asesinos en serie.

Los asesinos en serie están específicamente motivados por una multiplicidad de impulsos psicológicos, sobre todo por ansias de poder y compulsión sexual. Con frecuencia tienen sentimientos de inadaptabilidad e inutilidad, algunas veces debido a humillación y abusos en la infancia y/o el apremio de la pobreza, también bajo estatus socioeconómico en edad adulta, compensando sus crímenes esto y otorgándoles una sensación de potencia y frecuentemente venganza, durante y después de cometer los delitos. El conocimiento de sus acciones aterroriza a comunidades enteras y con frecuencia confunden a la policía, consecuencias que son incentivo de su sensación de poder. Este aspecto motivacional los desliga de los asesinos a sueldo y otros asesinos múltiples, quienes están motivados por el lucro.



"Sister" Amy Duggan Archer-Gilligan (1868-1962) fue una propietaria de un hogar de ancianos en Windsor, Connecticut y asesina serial que sistemáticamente asesinó al menos cinco personas por envenenamiento; una de esas personas fue su segundo esposo, Michael Gilligan, y el resto eran residentes de su hogar de ancianos. Es posible que estuviera involucrada en más muertes; las autoridades encontraron... 48 muertes totales en sus casas de ancianos.

Entre 1907 y 1917, habían 60 muertes en el hogar Archer. Los familiares de sus clientes habían sospechado, ya que marcó un gran número de sus residentes que fallecían. Sólo 12 habían muerto entre 1907 y 1910. 48 habían muerto entre 1911 y 1916. Entre ellos estaba Franklin R. Andrews, un hombre aparentemente sano. En la mañana del 29 de mayo de 1914, Andrews estaba haciendo jardinería en el hogar Archer. Su salud de repente colapsó en un día. Había muerto en la tarde. La causa oficial de muerte fue úlcera gástrica. Su hermana Nellie Pierce heredó sus papeles personales. Pronto se dio cuenta en ocasiones donde Archer-Gilligan presionaba a Andrew por dinero. Los clientes de Archer-Gilligan mostraban un patrón de morir poco después de darle a su cuidadora grandes sumas de dinero.

Mientras las muertes continuaban, Pierce informó sus sospechas a la fiscalía local, que en su mayoría no le hizo caso. Pierce luego llevó su historia a Hartford Courant, un periódico. El 9 de mayo de 1916, fue publicado. Unos meses después, la policía comenzó seriamente a investigar el caso. La investigación tomó casi un año en completarse, pero los resultados eran interesantes. Los cuerpos de Gilligan, Andrew y otros tres residentes habían sido exhumados. Los cinco habían muerto por envenenamiento, por el arsénico o estricnina. Los comerciantes locales fueron capaces de dar testimonio que Archer-Gilligan había estado comprando grandes cantidades de arsénico, supuestamente para "matar ratas."

Archer-Gilligan fue arrestada y juzgada por asesinato, inicialmente por cinco cargos, en última instancia, su abogado logró que los cargos se reducieran a un solo cargo. El 18 de junio de 1917, un jurado la encontró culpable, y fue sentenciada a muerte. Se le dio un nuevo juicio en 1919. Se delcaró locura, mientras que Mary Archer testificó que su madre era adicta a la morfina. Archer-Gilligan fue declarada culpable de asesinato en segundo grado y fue sentenciada a cadena perpetua.

En 1924, Archer-Gilligan fue declarada mentalmente incapacitada y fue trasladada al Hospital Connecticut para enfermos mentales en Middletown, donde permaneció hasta su muerte, el 23 de abril de 1962.


Jon Venables y Rob Thompson "Los niños asesinos de Liverpool" 

Nacidos en Liverpool, Reino Unido, en 1983, Rob Thompson y Jon Venables tenían un historial de problemas en la escuela y de familias disfuncionales; alcoholismo, abusos y divorcios. Ambos sufrían de acoso por parte de sus compañeros, lo cual los unió y se hicieron muy amigos. 

Días antes de cometer su crimen, vieron juntos la película de Chucky: El muñeco Diabólico 3. Según sus declaraciones en meses posteriores, esta cinta fue lo que los inspiró a cometer semejante crimen.

El secuestro.

El 12 de Febrero de 1993, ambos chicos faltaron a la escuela. Días antes ya habían tratado de secuestrar a un pequeño, pero no lo consiguieron, pues la madre de este regresó antes de lo previsto.Ese día habían estado merodeando en el centro comercial "Strand" de Bootle Merseyside en Liverpool.
Mientras tanto, Denise Bulger y su hijo de dos años, James Patrick Bulger (nacido el 16 de marzo de 1990), estaban de compras. Para las 15:37 horas, el pequeño James y su madre entraban en una carnicería. Las cámaras de vigilancia del centro comercial registraban todo, paso a paso, con la hora sobrepuesta a las imágenes. Una documentación en video del fatal evento de esa mañana invernal. A las 15:38, el pequeño estaba junto a la puerta de la tienda, esperando a que su madre terminara las compras. A las 15:39, cuando Thompson y Venables le tendieron la mano, el niño, curioso y de naturaleza jovial, no lo pensó dos veces. A las 15:40, Denise salía de la tienda y buscaba a James. A las 15:41, James reaparecía en otra cámara: caminaba por la galería principal del centro en compañía de dos niños mayores que él. A las 15:42, James se acercaba a la puerta del recinto, dando la mano a uno de sus acompañantes. A las 15:43, el trío abandonaba el centro. Esa fue la última imagen de James Bulger con vida. La madre lanzó la alarma de inmediato, pero ya era tarde: James se había alejado con sus asesinos por una salida secundaria, como mostraron luego las cámaras del circuito cerrado de televisión.

Las últimas horas de James Bulger consistieron en una larga y terrorífica caminata desde el Centro Comercial hasta un descampado junto a una vía férrea, cerca de un río. En el trayecto, treinta y ocho testigos los vieron pasar. Fueron cuatro kilómetros de marcha agotadora, durante los cuales James Bulger lloró casi ininterrumpidamente. Varios testigos recordaban a James lloroso y con magulladuras en la cara.

Una mujer dijo haber visto cómo los otros dos niños cogían a James de las manos, uno a cada lado, y lo balanceaban hacia delante y detrás "subiéndole hasta la altura de sus cabezas". El niño parecía muy asustado, como explicaría tiempo después.

Treinta y ocho testigos admitieron ver a los chicos maltratando a James Bulger durante el trayecto que hicieron, pero ninguno intervino ni lo defendió. Horas después, llegaron a una vía férrea del paraje de Walton, ahí, Robert Thompson y Jon Venables no mostraron piedad alguna. Primero lo pintaron de azul. Luego arrojaron ladrillos encima al pequeño y lo golpearon repetidas veces con una barra de metal. Thompson le dio una patada tan fuerte en la cara que le dejó la huella marcada en la piel. Le rompieron las manos y los dedos pisoteándoselos. Se pararon luego sobre el niño y le brincaron encima de su estómago y pecho. Después lo patearon en el vientre hasta reventarlo. Ya muerto, colocaron el cadáver sobre las vías férreas, para que el tren lo destrozara y simular un accidente. Se alejaron riendo y burlándose de algunos detalles, de regreso a sus respectivas casas. El secuestro desató una cacería humana sin precedentes: Scotland Yard movilizó a cientos de agentes por toda Gran Bretaña. El cadáver del niño fue hallado el 16 de febrero, tras cuatro días de búsqueda nacional: el tren lo había cortado en dos. los investigadores examinaron los videos de seguridad una y otra vez antes de darse cuenta de lo que había ocurrido en realidad y lo que observaron los dejó atónitos: James había sido sacado por otros dos niños. Al principio se pensó que se trataba de dos chicos enviados por el verdadero secuestrador, pero la realidad de lo ocurrido horrorizó a la nación entera.
Jon Venables y Rob Thompson fueron arrestados en un movimiento digno de película de acción, y por decisión expresa del gobierno fueron juzgados como adultos.
En el juicio, los niños asesinos nunca tuvieron la menor oportunidad de defenderse: la prensa y la opinión pública siempre los trató como adultos. Jon Venables aprendió a desconectarse de lo que se decía en la sala, para concentrarse en sus zapatos o en jugar con las manos. El juicio se convirtió en un acto de histeria colectiva donde la gran perdedora fue la infancia británica.

Venables y Thompson nunca fueron vistos como niños durante el juicio pero los demás chicos británicos perdieron su libertad, su derecho a hacer mandados, a jugar a la pelota en su barrio con sus amigos o simplemente andar en bicicleta en la vereda, su derecho a la infancia. La filosofía de que los niños no estaban seguros en ninguna parte se impuso. No se podía dejar a los hijos con nadie a cargo: miles de mujeres abandonaron sus empleos para ocuparse solamente de sus chicos ante el síndrome y el miedo al secuestro. Nada volvió a ser como antes.

Varios psicólogos de la defensa sostuvieron que los asesinos pensaban que sólo era un juego. Pero ese argumento no sirvió de nada: al final, fueron condenados a cadena perpetua. Los tabloides británicos glorificaron la condena a perpetuidad. A los jueces británicos les bastó que los chicos diferenciaran "el Bien del Mal" para aplicarles la condena. La máxima concesión que los acusados recibieron fue que sus nombres no se conocieran, pero los tabloides violaron las reglas.
Jon Venables y Robert Thompson pasaron ocho años y cuatro meses en prisión. Aunque en prisión estuvieron separados, las vidas de Jon Venables y Robert Thompson no fueron muy diferentes. Ambos estuvieron rodeados de grandiosas medidas de seguridad y de una legión de especialistas. El gobierno británico gastó en su rehabilitación tres millones de libras esterlinas (unos cuatro millones de dólares). A pesar de que los niños se pasaron durante años la pelota de la responsabilidad por la muerte de Bulger, ambos terminaron por asumir su culpabilidad. Su horario en prisión, sin embargo, no era tan estricto: entre semana, se levantaban a las 7:00. A las 9:15 horas comenzaba su jornada educativa, hasta las 15:15 horas. Por la tarde permanecían encerrados en su celda hasta que, a las 22:00 horas, las luces se apagaban. Los fines de semana tenían permiso para quedarse en cama hasta las 11:00 horas. En sus cumpleaños, recibían diez libras. Incluso, Venables y Thompson realizaron varias salidas supervisadas al exterior, muchas de ellas al teatro.

A quien más le costó adaptarse a la vida en la cárcel fue a Jon Venables, quien en prisión siguió evadiéndo la realidad. En prisión, Venables estudió mucho, terminó la escuela primaria y varias asignaturas de la secundaria. Sus educadores afirmaron que podría ir a la universidad. Durante su largo proceso de recuperación, el niño contó siempre con el apoyo de su madre. Todos los fines de semana recibió la visita de su progenitora, Susan, y de su padrastro, Neil.

Robert Thompson, a quien le costó trabajo superar el bachillerato elemental, se reveló como un artista. Al poco de ingresar en prisión, le hizo a su madre una mesa de café. Luego diseñó un vestido de novia que él mismo realizó simplemente con la ayuda de una aguja y un dedal. Sus dotes artísticas se pueden apreciar en la sala de visitas de la prisión, donde hay colgados varios de sus cuadros.
En 2001, una comisión independiente dirigida por el Ministerio del Interior decidió, tras cuatro días de debate, que los dos muchachos estaban rehabilitados. El Ministro del Interior, David Blunkett, comunicó la decisión de la Comisión, presidida por un juez de la Alta Corte, con una respuesta escrita a una interrogación parlamentaria. Subrayó que "nadie podrá jamás olvidar el caso de James y el dolor de su familia. El asesinato del niño James Bulger fue un suceso terrible para su familia y para toda la nación, pero no sería de interés público perseguir a los responsables ahora que la junta de libertad bajo palabra ha decidido que ya no es necesario para la seguridad del público que estén confinados", afirmó.